A veces, cuando trabajo, me da hambre y voy a la cocina para ver qué hay en el refri, pero luego nada se me antoja y regreso a mi cuarto. Pero cinco minutos después le da hambre otra vez a mi Troll Brain y me convence de ir otra vez a la cocina para checar el refri. Obviamente, aún contiene lo mismo que antes, pero pues…Tal vez mi cerebro piensa que mágicamente se llene el refri y que de repente haya algo que le gustaría comer.