Skip to content

Ataque del tiburón y el Troll Brain

A veces, nos quedamos atrapados en bucles de pensamientos tóxicos. Nos hacen pensar en las mismas cosas una y otra vez, pero no sirven para nada. Literalmente nos estamos moviendo en círculos. Se llama rumiación. A menudo, también significa que seguimos castigándonos mentalmente por un error que hubiéramos cometido en el pasado. Sin embargo, ya sabemos que no podemos retroceder en el tiempo, por lo cual esos bucles de pensamiento suelen ser completamente disfuncionales y solo nos hacen sentir mal. No es muy fácil detener esos pensamientos, porque una vez que hayan comenzado, un pensamiento lleva a otro. Una típica espiral descendente de pensamientos catastróficos puede verse así:

  • Me encanta nadar en el mar!
  • Pero ir de vacaciones es caro…
  • ¿Tal vez no tengo suficiente dinero para pagar esto?
  • Tengo que encontrarme un nuevo trabajo.
  • ¿Dónde puedo encontrar un nuevo trabajo?
  • Será muy difícil encontrar un nuevo trabajo que se ajuste a mi horario.
  • Nadie quiere contratarme de todos modos.
  • Soy estúpido, no tengo las calificaciones adecuadas.
  • Nadie me quiere.
  • Soy un fracaso.
  • (…)

Este es solo un ejemplo, pero como puedes ver, el cerebro tiene bastante creatividad para crear esos bucles tóxicos. En lugar de usar su creatividad y sus habilidades de asociación libre para ideas que realmente sirven para algo, en realidad está perdiendo mucho tiempo imaginando nuevas razones creativas de por qué la vida podría estar condenada. Así desgastamos muchos recursos cognitivos, porque esos pensamientos no solo consumen mucha energía, sino que literalmente te pueden arruinar tu estado de ánimo de un momento al otro. No solo eso, también están dañando tu autoestima. Si ya tienes una imagen negativa de ti mismo y buscas continuamente razones por las que esas afirmaciones negativas podrían ser ciertas, se convertirán en una profecía autocumplida, porque estarás esperando que las cosas salgan mal para confirmar tus afirmaciones negativas y, en consecuencia, andas alimentando el círculo vicioso.

Entonces, ¿cómo puedes detener esos bucles infinitos de patrones de pensamiento autodestructivos?

Bueno, probablemente hay muchas estrategias para hacer esto. Personalmente, estoy usando el siguiente enfoque:

  1. Identifica que estás en un ciclo de rumiación (un buen indicador de que estés en un ciclo de rumiación es que estás pensando en cosas que no puedes cambiar de inmediato y que están teniendo un impacto negativo en tu estado de ánimo).
  2. Di “¡Para!” a ti mismo (ya sea internamente o, cuando estés solo, dilo en voz alta)
  3. Oblígate a hacer una lista de al menos 5 cosas positivas que hayas experimentado hasta ahora durante el día (no tienen que ser gran historias de éxito, pueden ser pequeñas cosas como “encontré un buen lugar para estacionarme” o ” lavé los platos” o “logré levantarme aunque no tenía ganas”- el punto es que te pones a pensar en cosas positivas en lugar de enfocarte en los eventos negativos de tu vida).
  4. Distráete, haz algo que realmente disfrutes (por ejemplo, para mí sería tocar la guitarra o dibujar).

Va a tomar poquito de un tiempo acostumbrarse, pero esta estrategia me ha ayudado a rumiar signitivamente menos. Lo más importante: incluso si ya había empezado a rumiar, usar esta estrategia me ayuda a detener la rumiación más rápidamente y así hace que no me ponga de mal humor. Noes una estrategia “oficial” que haya encontrado en un libro de texto. Es algo que me está funcionando a mi mismo, pero no sé si le funcione a alguien más, pero podrías probarlo :).